El municipio de Mingorría está compuesto por dos núcleos urbanos, la villa de Mingorría, y el lugar de Zorita de los Molinos, teniendo población diseminada por su término en las fincas o dehesas de La Malita, El Ciego, Los Colmenares, La Veguilla (en ruina), El Chorrito de San Fernando, La Aldehuela, y El Melón y Olalla. Su actual término municipal, limita al norte con los de Santo Domingo de las Posadas y Pozanco, al este con el de San Esteban de los Patos; al oeste con los de Peñalba de Ávila y Cardeñosa; y al sur con el de la ciudad de Ávila.
Su paisaje está caracterizado por el afloramiento de rocas graníticas y tierras de cultivo, en una zona de transición entre el Sistema Central y la Meseta Norte. Se caracteriza por un clima continental con inviernos largos y rigurosos y veranos cortos pero cálidos. Su pluviosidad es escasa y la agricultura es de secano.
Predomina en la vegetación la encina, el pino resinero, el pino piñonero, el chopo, el álamo, la retama, y el espino. Aunque su término está atravesado por el río Adaja y varios arroyos, lo que le añade vegetación y masa arbórea propia de las riberas fluviales.
Entre la fauna destaca el jabalí, el corzo, el tejón, el zorro, así como gran variedad de mamíferos. Entre las aves podemos destacar el águila imperial, el águila culebrera, el cernícalo, el búho real, el pato común, la garza imperial, la garza real, la focha, la perdiz
común y la codorniz, entre otras muchas.
No cabe duda de que Mingorría y Zorita fueron habitadas por el pueblo de los vettones, de esta civilización aún conservamos dos esculturas zoomorfas en el paraje de la ermita de San Cristóbal, que en otro tiempo fue otra población. Es conveniente recordar que el castro de Las Cogotas dista poca distancia del término.
Posteriormente la ocupación romana nos dejó otra serie de vestigios de los destacaremos los encontrados en las inmediaciones del paraje conocido como La Reguera, así como varios pontones en el río Adaja.
De los visigodos también tenemos constancia con el hallazgo de varios restos de poblaciones en las inmediaciones de Puente Viejo y de enterramientos en el cerro de San Cristóbal.
De la presencia musulmana en la población, no tenemos grandes obras que destacar, salvo su influencia en las técnicas constructivas y lo referente a las obras hidráulicas que encontramos en los molinos de río.
Es a partir de la repoblación cristiana, cuando tenemos ya documentación sobre el repoblamiento de las aldeas de Ávila, que nos ayudan a conocer la evolución de Mingorría y de Zorita, perteneciendo respectivamente al cabildo de Pajares y de
Moraña. Así como en el siglo XV tenemos a Mingorría encuadrada en el Sexmo de Santo Tomé y a Zorita en el Sexmo de San Juan.
Las posibles primeras menciones expresas, se realizan en el libro de la “Consignación de Rentas Ordenada por el Cardenal Gil Torres”, y que fue publicado en Lyon en el año 1250 apareciendo con las grafías de Engorria y Çorita. Las segundas menciones se producen en el “Becerro de Visitaciones de Casas y Heredades o Libro Becerro Primordial de toda la Hacienda del Cabildo de Ávila”, del año 1303, donde aparecen nuestras poblaciones como Ningorria y Çorita.
Entre sus monumentos destaca la parroquia de San Pedro Apóstol del siglo XVII, está situada a una altitud de 1032 metros sobre el nivel del mar, y cuyo interior posee unos espectaculares altares barrocos. También podemos destacar la iglesia de San Miguel
Arcángel de Zorita, cuyo ábside posee un fresco gótico. Así como las ermitas de Nuestra Señora del Rosario o de San Cristóbal, del Cristo del Berrocal, de San Sebastián (hoy desaparecida) del Santísimo Cristo de la Agonía, de la Asunción (S. XIX), y de San Antonio de Padua (S. XX).
Históricamente tanto Mingorría como Zorita de los Molinos fueron lugares de realengo, pero es a partir de Felipe IV, cuando Mingorría obtiene el título de villa, pasando posteriormente a pertenecer como villa de señorío a la poderosa familia de los Peralta,
marqueses de Legarda y condes de Ambite, hasta la supresión definitiva de los señoríos en 1837.
La ocupación principal de sus habitantes ha sido siempre principalmente la agricultura de secano, y de la ganadería, destacando la crianza de ovejas y vacas. Así como aves de corral y porcina para la subsistencia familiar.
La llegada del ferrocarril a Mingorría en el año 1862 supuso el despegue industrial de la villa. La estación de Mingorría, está situada en el punto kilométrico 133,5 de la línea 100 de Adif de Hendaya a Madrid-Chamartín, entre la estación de Velayos y la estación de Ávila (anteriormente estaba situado el apeadero de Pedrosillo).
La industria textil también tuvo una relevante importancia en el municipio, existiendo un gran número de batanes dónde se limpiaba la lana. Posteriormente dicha lana se confeccionaba en la población, que llegó a tener una docena de telares activos, a parte de los peinadores y cardadores, y otros oficios derivados de esta industria.
También hay que destacar la industria harinera, con más de media docena de molinos harineros, de los que posteriormente se obtenía tanto la harina para el uso doméstico, como para la alimentación de los animales. En este punto debemos destacar las
panaderías y hornos que existieron en la población.
Durante el siglo XIX floreció la industria chocolatera, destacando la fábrica de chocolate Chocolates Marugán, a partir de la década de los años veinte, nace otra fábrica por impulso de Mariano Cuenca y Florentino García, dos trabajadores procedentes de la anterior. A finales del siglo XX estas fábricas echan el cierre.
Finalmente a partir de la llegada del ferrocarril, el oficio de la cantería, pasó de ser un trabajo esporádico o secundario entre albañiles y jornaleros, a convertirse en un oficio de dedicación plena. Llegando gentes del contorno y de otras provincias españolas para trabajar la piedra, y que tendrá aún un mayor auge con el desdoblamiento de la vía férrea en 1925.
En la actualidad la agricultura y la ganadería siguen siendo sus principales medios de vida, existiendo varios bares y restaurantes, así como una gasolinera y una pequeña fábrica de cantería.
En el campo de la cultura dicha población tiene colegio público denominado Jorge Ruiz de Santayana, perteneciente al C.R.A. Miguel Delibes. Así mismo, se celebra anualmente un Certamen de Teatro Infantil, donde acuden niños de toda la provincia y del resto de la región. Tiene además Biblioteca Municipal en lo que fue el antiguo Cuartel de la Guardia Civil.